“Sabes que yo siempre tomo un vino, que a mi me gusta, pero no son cómo los que tomás vos. Esos buenos”. Les diría que no hay frase que me ponga más nervioso y furioso. ¿De dónde salió esa idea de que el vino que vos tomás es de menor calidad que el que tomo yo?
Llevo varios años en la comunicación del vino y la idea de romper paradigmas instalados de hace tiempo es un verdadero objetivo. En el mundo del vino se instalan cosas e ideas voladoras que, muchas veces son autogolpes. Las instala la misma industria para que los consumidores terminen comprando menos vino. Inexplicable.
Desde mi lugar, cuando diferencio las cosas, es decir varietal, zona, precio o bodega, lo estoy haciendo para mostrar la diversidad que hay dentro del mundo del vino. No hay nada que diga que una sea mejor que otra. Nada.
No hay vinos malos
De años de probar y de ser afortunado de conocer cada uno de los rincones del vino argentino, puedo afirmar sin temor a equivocarme que en la Argentina no hay vinos malos. Pueden aparecer botellas con fallas (problemas de corchos, acéticos por diversas causas, mal guardados y demás).
Pero que vos digas: esta bodega o esta etiqueta es malísima ya no existen. Y eso es una gran noticia. Y para que sepas, habló en todos los envases, en todos los segmentos de precios, y en cada varietal o zona.
La industria del vino en la Argentina y sus técnicos han hecho un trabajo fenomenal. Quizá nos falte recorrido histórico en productos de calidad. Pero hoy podemos afirmar que estamos para competir en el alto nivel mundial. Y en muchos segmentos por encima de la media en calidad.
Nunca más
Por lo cual, pensar que un vino barato es peor que uno caro es un error garrafal. Quizá se trate de la mayor equivocación que puede estar teniendo un consumidor de vinos. Más que interpretar el vino, o conocer la bodega o el varietal.
Te voy a decir más. Tenemos que empezar a disfrutar de la calidad de nuestros segmentos de entrada, es decir la base de la pirámide. Son de los mejores que he probado en el mundo. Con mucha más calidad que países como Francia, España o Italia.
Poder elaborar estos vinos con tanta consistencia y con una calidad tan superior para la media mundial, quizá sea el valor más relevante que tenga la Argentina como productor de vinos en la actualidad.
No seamos necios. Es cómo los que vivimos cerca de la Cordillera de los Andes y de vez en cuando la miramos un poquito. La tenemos ahí, todos los días y siempre para disfrutar. Es momento. La vida se pasa.