El director técnico de Concha y Toro ha desarrollado una exitosa carrera en la enología de su país. Desde 1998 está a cargo de la prestigiosa línea Casillero del Diablo. Un año después sumó a su trabajo una de de las marcas más prestigiosas y tradicionales de Chile: Marqués de Casa Concha.
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[dropcap size=big]C[/dropcap]uando nos referimos a Marcelo Papa, hablamos de uno de los grandes referentes de la viticultura chilena y de la región. Un persona que ha venido desarrollando con perseverancia y aplomo la imagen del vino chileno en el mundo.
Prueba de ello, son el gran crecimiento en puntajes y mercados que han obtenido los proyectos que ha tomado, y de los cuales hoy toda la industria de su país puede estar orgullosa.
De ambos lados de la Cordillera de los Andes, son interesantes ejemplos que buscan de manera incesante potenciar la región como productora de grandes vinos mundiales. VyBV estuvo en la Casona que tiene la firma en Pirque (Chile) y habló sobre estos temas junto al especialista.

-Concha y Toro es uno de los grandes jugadores del vino a nivel mundial ¿Cómo se logra eso?
-Con harto trabajo, con tiempo, siendo perseverante y creyendo en lo que uno hace. Chile como también Argentina tienen potencialidades extraordinarias para la producción de vinos, pero somos jóvenes y aún nos cuesta ir a pedir a pelear y ponernos cara a cara con productores que tiene más tiempo. La viticultura es lenta: hay que estar en contacto con la naturaleza, con la planta, con el clima, entender los suelos. Creo que tanto en Chile como Argentina lo estamos haciendo muy bien y tenemos que seguir. De ambos lados de la Cordillera sabemos que tenemos muy buena calidad, muy buenos orígenes y muy buena fruta. Además de ser conscientes que llegamos con buenos valores a los consumidores. Y en eso hay que seguir empujando, el vino es largo plazo, tenemos que creer y trabajar y perseverar. No hay otra fórmula.

-Al igual que Argentina, la diversidad parece ser una de las fortalezas del vino chileno. Ahora vemos algunas diferencias. A grandes rasgos ¿En qué se diferencian?
-En Chile tenemos la Cordillera de los Andes que cada día que nos levantamos la miramos y está ahí, gigante. Pero por otro lado, también tenemos la influencia del océano Pacífico que es tremendamente importante acá, donde el agua es fría, lo que nos hace una condición de país con vinos un poco más frescos. Obviamente que en materia de vinos, tanto argentinos como chilenos, hemos ido dándole una vuelta de tuerca para ver qué variedades se dan mejor y logramos mayor potencial en determinados tipos de suelos y climas en ambos países. Estamos en una búsqueda permanente y tenemos que continuar para tratar de sacar el máximo potencial de nuestra zona.
-¿En algún punto se pueden potenciar los dos países como región, como zona productora de vinos de prestigio?
-Absolutamente. Creo que finalmente así como uno habla de los grandes vinos europeos y pone el acento en vinos de Italia, Francia o España, en algún momento Sudamérica como núcleo va a ir tomando más fuerza porque tenemos que estar convencidos que tenemos calidades y una oferta súper interesante atractiva de valor de calidad a los consumidores. Sudamérica finalmente tiene que ser vista como lo que es: con ricos Malbecs de este lado y el otro lado de la Cordillera, con grandes Cabernet, buenos Syrah y algunos Chardonnay, que muestren la regionalidad para que los consumidores tengan un buen ejemplo de la oferta del vino de Sudamérica.
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