La edición número siete de la gran degustación realizada en Mendoza, acercó un panorama del camino hacia donde se dirige la bebida nacional, al menos en la punta de la pirámide del consumo: diversidad, vitivinicultura de precisión, vinos con mucha frescura y la expresión pura del terroir.
Fotos: Marcelo Carubin / Vinos y Buen Vivir.
[dropcap size=big]C[/dropcap]ada año se renuevan las expectativas acerca de los principales eventos que reúnen a la industria del vino, a sus referentes y en algunos casos, a los más apasionados “winelovers” de todo el país que viajan para reencontrarse con sus “superhéroes”, tal cual lo expresara uno de ellos durante la realización de la última Premium Tasting realizada en el Hotel Intercontinental en Mendoza.
Una trilogía de conductores de altísimo nivel acrecentó el prestigio del evento, donde se presentaron vinos calificados con más de 92 puntos por la crítica internacional. Tim Atkin, Paz Levinson y Flavia Rizzuto en la misma mesa, no se ven todos los días. Para ello hay que destacar el gran esfuerzo de producción para reunir a estas figuras internacionales, aunque a la hora de conducir a veces fue el propio Nico Aleman, productor general del encuentro, quien se encargó de ponerle timing a la degustación.
La extensa degustación a ciegas, siempre bajo el control del sommelier, Rodrigo Kohn, miembro de la organización desde la primera edición, comenzó con un potente flight de cuatro ejemplares del Valle de Uco, vinos con mucha tensión y frescura, que dieron el puntapié inicial de una larga cata de 36 exponentes. Altos las Hormigas Malbec Reserva fue el punto de partida, un tinto muy de tendencia que el propio enólogo Leonardo Erazo destacó como “un vino muy al desnudo”.
“La fuerza de Argentina es la diversidad. Hay vinos clásicos, modernos, atrevidos, hay de todo” (Tim Atkin).
Ya roto el hielo del inicio de Premium Tasting séptima edición, llegó una tanda bien clásica y elegante, por donde pasaron grandes nombres como Jorge Riccitelli (Norton), Juan Manuel González (De Ángeles), Lorenzo Pasquini (Cheval des Andes), Luis Perocco (Mendel) y el gran Mariano Di Paola que fulminó la tanda con una fuerte apuesta por su variedad preferida. “Sigo apostando al Merlot con todo”, destacó tras presentar su Antología XLIV 2014, compuesto de 85% Merlot, 10 % Cabernet Franc y 5 % Petit Verdot.
Ya entrada la degustación, con un impecable servicio de la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS) y con un auditorio con 500 personas que comenzó a distenderse, fueron pasando sucesivamente, los vinos presentados por prestigiosos profesionales de la industria, como Alejandro Sehanovich o Matías Riccitelli, quien presentó su Riccitelli & Father, un blend compuesto con uvas de Las Compuertas (Luján de Cuyo) y Chacayes (Valle de Uco), que el propio Matías lo definió como “un vino hecho con mucha pasión”.
Punto aparte, los blancos
No es novedad el crecimiento que tienen los vinos blancos argentinos. Varios productos demuestran el desarrollo e innovación con que los enólogos y agrónomos están trabajando para obtener cada vez mejores exponentes. El propio Francois Lurton (propietario de Bodega Piedra Negra) declaró recientemente a Vinos y Buen Vivir que “se viene una moda por los vinos blancos en la Argentina” (ver nota). Y una muestra de ello lo dio esta Premium Tasting que incluyó seis blancos por primera vez en sus siete ediciones.
“Todos los vinos me ponen muy contenta y tengo ganas de mostrarlos. Los productos están demostrando cada vez mejores cosas para llamar la atención de los consumidores” (Paz Levinson).
Para destacar, Lágrima Canela 2016, de Bodega Bressia. Un blend de blancas compuesto por 70 % Chardonnay y 30 % Semillón, que Walter Bressia lo definió como “un vino blanco para bebedores de tinto”. Tal cual, un vino para acompañar cualquier comida, incluso un asado en el verano, cuando uno busca frescura y estructura a la vez, al lado de una comida potente.
Asimismo, la presentación del Chardonnay 2016 de Finca Suárez, un vino con muy moderno, bien equilibrado y expresivo que presentó su hacedor, Juanfa Suárez y que curiosamente fue el vino más barato de la Premium: $300. Esto demuestra que no todos los vinos están distantes del bolsillo de una amplia masa de consumidores que busca calidad e innovación.
La innovación a flor de piel
Una de las características de Premium Tasting es la posibilidad de encontrarse con los vinos que hacen punta en materia de innovación, donde el terroir habla por sí mismo de la mano de los enólogos. Este fue el momento de Sebastián Zuccardi, Matías, Juampi y Gerardo Michelini, Andrea Muffatto, Juan Roby y el infaltable Alejandro Vigil, entre otros.
Para el final, llegaron varios tintos potentes, donde se destacó Trapiche Terroir Series Finca Orellana 2012, un vino que el propio Daniel Pi, puso en valor la mano de su productor: “un hombre sencillo que trabaja la tierra, Don Fausto Orellana, que sin su labor este vino no sería posible y es un homenaje a estos productores”. Y para concluir la tanda de tintos y vinos tranquilos, Terrazas de los Andes 2012, Los Castaños Parcel puso el broche de oro de la mano de su enólogo Gonzalo Carrasco. Un vino de mucha personalidad que Tim Atkin lo calificó con 95 puntos.
“Los enólogos están muy abiertos a distintas técnicas y a probar cosas nuevas. Eso es muy bueno para tener diversidad de estilos, diferentes miradas e interpretaciones de distintos lugares” (Flavia Rizzuto).
Las burbujas que no convencen a Tim
Después de 35 vinos, entre blancos y tintos, la coda final de Premium Tasting 2017 fue una novedad: el espumante. Por primera vez también, un espumante era parte de la gran cata a ciegas. Un fino y complejo espumoso llegó de la mano de Alejandro Cánovas, quien presentó Progenie 1, de Bodega Vistalba, único espumante en el top 100 de Tim Atkin y representante de las burbujas argentinas que dio espacio para el debate.
Quizás no fue lo suficientemente diplomático el propio Atkin para expresar ante las 500 personas presentes que el espumante argentino no lo emocionaba y que todavía estaba muy lejos de otros competidores. Luego de algunos comentarios, no se hizo esperar la opinión de Hervé Biernie-Scott, director de Chandon Argentina, quien respondió con contundencia: “el espumante argentino tiene 60 años de historia y no es una improvisación”.
Una respuesta contundente para dar paso a los agradecimientos y al cóctel donde los brindis y la camaradería dejaron atrás la gran cata a ciegas del vino argentino. Habrá que esperar al 2018 o viajar a alguna de las ediciones que Nico Aleman tiene prevista en Lima o Buenos Aires.
Algunas ausencias
Claro está que no pueden estar todos los grandes vinos destacados por la prensa internacional, para ello la degustación debería contar con más de 50 vinos, lo que sería muy difícil de realizar para un evento de esta naturaleza.
Muchos quedaron afuera y probablemente tengan su posibilidad en alguna de las otras ediciones previstas para este año. No obstante, en este dream team del vino argentino hay algunos nombres que se extrañaron y que cuesta pensar que o estén en la lista final: José “Pepe” Galante (Salentein), Michel Rolland (Bodega Rolland), Marcelo Pelleriti (Monteviejo-MPW) o Philippe Caraguel (Atamisque), son algunos de ellos, lo que de alguna manera ratifica también el altísimo nivel competitivo del vino argentino.
Mis elegidos a ciegas
En cada flight uno tiene su predilecto, aunque el nivel de los 36 vinos fue muy parejo, estos fueron mis seleccionados en cada tanda:
- Selección de Bodega Malbec (2013). Doña Paula.
- Antología 44 (2014). Rutini Wines.
- Riccitelli & Father 2014. Riccitelli Wines.
- Chardonnay 2016. Finca Suárez.
- Lágrima Canela 2016. Bodegas Bressia.
- Luca Malbec 2015. Luca Wines.
- Amorío 2013. Bodega Tikal.
- Terroir Series Finca Orellana Malbec 2012. Trapiche.
Los 36
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