Verona es de esas ciudades que son conocidas y turísticas, pero muy tranquilas. Sin el abarrotarse y el descontrol típico de los lugares masivos visitados de todo el mundo. Y tiene un encanto maravilloso. La pandemia parece haber pasado y la gente en la calle comienza a vivir la primavera europea, siempre con un ojo puesto en la cercana Ucrania.
Pero aquí todo sigue el ritmo de un lugar del norte italiano.
Impacta el centro el histórico, ciudad con varias murallas alrededor y un vastión romano. El punto de partida ideal solo puede ser la céntrica Piazza Bra. Aquí es posible admirar los antiguos muros de la Arena de Verona, sede de uno de los festivales de ópera más famosos de Europa cada año, y el Portoni della Bra.
Sus calles y pasajes son de encanto, y cada rincón muestra un pedacito de una vasta historia. Podes empezar en el Corso Porta Nuova, la calle comercial de Verona, y conectar con la Piazza Bra o con la Piazza Erbe.
Castelvecchio, por ejemplo, el monumento más imponente de la ciudad o el Teatro Romano de Verona, donde todavía hoy se realizan representaciones teatrales durante el verano, se encuentran ambos a unas pocas decenas de minutos a pie de la Arena.
Sin embargo, una visita a Verona no puede considerarse completa sin echar un vistazo a la casa de Julieta y su famoso balcón, que se hizo famoso en todo el mundo por la trágica historia de amor de Romeo y Julieta.
Federico Lancia, Director de Vinos y Buen Vivir, en Verona.
Así nos recibe la ciudad que albergará a Vinitaly 2022, la feria de vinos más importante de la región y una de las más consideradas de todo el mundo. La primera impresión no pudo ser mejor.
